sábado, 13 de marzo de 2010

El tiempo hará justicia

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó a la presidencia española el 14 de marzo del 2004. Un trágico atentando teñía aquellos días de sangre la capital española y un derrotado PP se empeñaba en justificar su error al acusar a ETA de aquel magnicidio. Saborear una victoria con casi doscientos muertos no debió de ser fácil para el presidente ni para los once millones de votantes, pero a todos nos invadía una alegría inmensa la “Era Aznar había terminado”.
Asimilar una derrota en cualquier terreno no es cosa fácil y en el político parece que es peor. La derecha española no estaba dispuesta a digerirlo con rapidez y así los primeros cuatro años de Gobierno Socialista nos los tuvimos que pasar viendo como el PP sacaba pecho, incurriendo en terrenos tan pedregosos como el Pacto Antiterrorista.... Fue la tregua con ETA, el caballo de batalla del Partido Popular, sin considerar que el mismísimo Aznar también pactó en su momento con la banda Terrorista.
La Ley de Dependencia, la de Igualdad y otras muchas fueron proponiéndose y aprobándose durante los primeros cuatros años. La bonanza económica que se vivía era clamor de alegría para todos y todas. Comunidades y ayuntamientos de cualquier signo político se ponían medallas sobre los logros positivos de la economía.
Llegaron las elecciones de 2008 y José Luis Rodríguez Zapatero volvía a ser elegido presidente, no con mayoría absoluta que hubiera sido lo ideal para el Gobierno Socialista. Los analistas políticos ya se apresuraron a vaticinar lo difícil que serían los próximos cuatro años, pero ni los más avanzados en la materia sospechaban que lo peor estaba por llegar.
Y lo peor llegó, la crisis económica empezó a teñir de oscuro las economías mundiales, y si a día de hoy se pueden detectar con algo de tiempo terremotos y tsunamis con no se qué tecnología, esta crisis no la detectaron ni los más prestigiosos gurús en la materia.
España, como todos los países, no se ha salvado de la quema y nuestra economía no se encuentra a buen recaudo. El presidente y su Gobierno se han volcado con medidas al igual que han hecho otros gobiernos, pero con una diferencia que nos separa de los demás, España tiene muchos más parados que el resto, la mayoría, y esto no hay que olvidarlo, es secuela de la “Burbuja Inmobiliaria” que patrocinó durante tantos años el PP.
En seguida se vio desde el nido de buitres de la calle Genova se lanzaron nuevamente a por su víctima, y como ya es sabido por todos a estas aves carroñeras solo les importa esperar a que su pieza caiga para comérsela. La estrategia estaba servida y los del PP no tenían nada más que poner en marcha su maquinaría y apretar el botón.
No han tenido que pensar mucho ya que la pusieron en marcha con Felipe González. Aquello de “márchese señor presidente” que escuchamos hasta la saciedad en boca de Aznar, es lo que Mariano Rajoy está haciendo en estos momentos, sin importarle nada ni nadie.
Diputados, senadores, alcaldes, concejales, presidentes de las comunidades y los correligionarios de los medios del PP tienen su consigna “váyase señor Zapatero”. Así de clarito lo decía hace unos días la presidenta o gansteresa, como llamaba Millas en EL PAIS hace unas semanas a Esperanza Aguirre. Tiene prisa la presidenta de la Comunidad de Madrid por llegar a la meta antes que Rajoy y debe ser este el motivo por el que tiene abandonados a los ciudadanos de la Comunidad y se dedica más a la política nacional. Ella ha sido de las primeras en pronunciar esa frase en público contra ZP.
El tiempo hará justicia a Zapatero como se lo ha hecho a otros presidentes. En estos momentos es difícil la situación de nuestro País y muy peligrosa la oposición que tenemos. No pueden calar entre los socialistas las consignas del Partido Popular, no podemos dejarnos engañar por la derecha más carroñera de los últimos tiempos y pensar que todo se hace mal.
Tratar de sacar rédito electoral a cualquier precio es pueril y por eso no podemos dividirnos. Eso sería una victoria para el adversario que los socialistas no debemos ni podemos permitir. No se nos puede olvidar el pasado y los ocho años de Aznar, el de la “peineta”, sería un retroceso espeluznante.

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